miércoles, 12 de noviembre de 2008

LA FIDELIDAD


Es muy importante que en todo momento tú sepas que la seguridad te viene no de los que están a tu alrededor, sino sólo y exclusivamente de Quien está dentro de ti, y tú sabes que Quien está dentro de ti, no te abandona, no te deja. Por tanto, deja de lado toda duda e inseguridad, e intenta ser, íntegra, sola y exclusivamente de Él, y no pidas nada, porque en cuanto formules la menor pregunta o pensamiento o duda, Él tiene la respuesta.
Nunca más pongas tu confianza en un ser humano que no tenga la absoluta plenitud de Él y, como bien puedes comprender, sólo uno entre mil o uno entre un millón o entre dos millones, quizás, tenga en sí la plena conciencia del Gran Dios presente en su Gran Corazón.

No dudes nunca de ti misma ni de Él, porque sois una sola cosa, un solo Ente, una sola catarsis, un solo binomio-monomio, y no hay nada, absolutamente nada que pueda turbar en lo más mínimo Su Esencia. Entonces ¿por qué debería turbarse la tuya? ¿Por qué no caminas segura si le tienes a Él dentro de ti? ¿Por qué esperas que otros te den la solución de lo que ni ellos conocen? ¿Por qué te fías ciegamente de otros, cuando tú eres Él y nada, nada, absolutamente nada puede, aunque sea en mínima parte turbar tu paz santa? Debes minimizar las situaciones y las circunstancias humanas.

La Palabra de Dios espera la llegada al mundo de las criaturas que están aún sumergidas en las nieblas de la Creación Primigenia, y no saben comprender que tienen a Dios dentro de sí mismas. ¡Son tantas y tales las pruebas de Su Benevolencia hacia quien Le sigue y Le escucha, y Le llama y Le implora!

No creas en nadie que no tenga la absoluta plenitud de Dios Todopoderoso dentro de sí mismo. La Fidelidad es solo una y sólo la posee Él, porque Él es el Gran Fiel por excelencia.

Ten paciencia con lo demás seres humanos y no permitas que entren en tu vida como ciclones. Procura que estén fuera, siempre fuera de ti. Amar no quiere decir permitir que alguien entre donde ya está Aquel que sabe, que ve, y que provee. Él ocupa todo tu ser. ¿A quién debería o podría alojar tu Gran Corazón sino a Quién es su Hacedor?

¡Si tú pudieses ver qué grande es tu Dios y como os ama a vosotros, seres humanos sin esperanzas!

96. [3/3/1999]

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