miércoles, 12 de noviembre de 2008

LA CONCIENCIA DE SER


Cuando tocan las campanas y se despiertan en el corazón todos los recuerdos de las cosas vividas, y querrías cantar y llorar al mismo tiempo y no hay palabras para decir cuán grande es el amor de Dios, entonces, cuando las campanas comienzan a tocar, algo se desprende dentro de ti y vuela. Vuela, literalmente vuela lejos. ¿Qué es? ¿Qué parte de ti misma es la que se va, cuando suenan las campanas y las palomas alzan el vuelo? Es la conciencia de ser.
Cuando te emocionas, cuando experimentas sentimientos de amor, cuando lloras de amor, cuando experimentes sentimientos de compasión, cuando te abandonas confiada en Quien te guía, es la conciencia de ser. ¿Qué es la conciencia de ser? Es la conciencia de ser Dios en acto y en acción, en cada parte, por pequeña que sea, y no hay sentimiento más grande y más bello que ser Dios.

Lejos de preocuparte, cuando amas, sientes y vives, percibes la conciencia de ser Dios en cada uno de tus átomos, en cada una de las partes que te componen, por pequeña que sea, y no hay nada más noble, ni más bello y cuando te enfadas y el enfado oscurece tu rostro, te alejas de la conciencia de Dios, te alejas voluntariamente de Él y no queda más que el dolor y el lamento por el bien que has perdido.
Por tanto recuérdalo en cada momento, la conciencia del ser que vibra cuando amas, que vibra al sonido de las campanas, en un concierto, con un recuerdo, con una caricia, con una mirada, es la conciencia de Dios que se superpone a la tuya y vibra al unísono con Él. Y Él y tú sois una sola cosa. Y lejos de ahogarla, la emoción debe aflorar a tu piel y a tus ojos y todo en ti debe vibrar.
¿Por qué esconder las emociones? ¿Por qué? ¿Quién os lo ha enseñado, si es la plena conciencia de Dios en vosotros que se abre camino y no es necesario hacer nada para que se vea? Está ahí, evidente, etérea, intacta.
La transparencia de los sentimientos, ¿por qué ocultarlos? ¿Por qué esconder lo más querido que el hombre tiene dentro de sí mismo: su capacidad de emoción?
Es bonito ver vuestras emociones: los colores, los matices, los sonidos que emite un cuerpo cuando su alma vibra de amor, de emoción, de conmoción, de gozo, de sorpresa, de alegría. La belleza del auténtico Yo.
Hablamos de emociones bellas y alegres, aunque sean muy profundas, pero que son imágenes de lo que será luego, más tarde, la eternidad, que vosotros entendéis como un periodo que no se acaba nunca, pero que para vosotros vuelve a comenzar muchísimas veces, hasta llegar a agotar el completo perdón de vosotros mismos.
Vuestro perdón es vuestra aceptación de vosotros mismos y en esa aceptación reside el final del ciclo; aceptarse tal y como uno es, es señal de gran sabiduría.

Sondeando tu corazón, esculpes dentro de ti el bloque de mármol que será la imagen que tienes de Dios y que configurará tu alma.
Dale a tu alma la forma que quieras, pero dale una forma, no la dejes caer en la oscuridad que da la falta de la plena conciencia de Dios en ella misma.

Recuerda en cada momento que Dios está dentro de ti, está dentro de cada ser humano y habla. Habla al Gran Corazón del hombre, y cada hombre responde, a veces es sólo un suspiro, a veces es sólo una sonrisa, a veces no hay respuesta, a veces es una rabia instintiva porque no quiere oírlo. Pero Él está ahí y sonríe y te habla y te mira.

70. [19/1/1999]

Cuando veas salir el sol, recuerda que todas las cosas renacen y tú antes que ninguna. Renacer quiere decir volver a empezar una nueva vida sintiéndote hija amada por Quien sabe y te ve y te conoce y no te abandona.
Después de la “muerte”, liberada ya de los cepos de cualquier esclavitud, serás uno con el Uno y lo Eterno será tu casa.
Si tomas un tren lleno de pasajeros, un día y otro siempre el mismo tren, el tren es el mismo y también el trayecto, han cambiado sólo los pasajeros, pero la sustancia es la misma.
Así vosotros camináis aquí en la Tierra como formas múltiples, y uno es vuestro camino, y uno vuestro Gran Regreso, una la vía y una la Gran Meta.

Cuando veáis la sonrisa volver a los labios de los que os rodean, en ese momento sabréis que habéis cumplido una misión que os ha sido confiada desde hace tiempo: llevar, volver a llevar la sonrisa a quien ya no sabe sonreír, o ha perdido su sonrisa a lo largo de las travesías de una vida que todavía no ha sido transcendida. Mira a tu alrededor y lleva la sonrisa.
No escarbes nunca en el pasado: ya ha pasado.

Ha salido la luna y toda la Tierra se ilumina y las aguas vuelven otra vez a brillar a su luz. La luna se asoma a las cabañas, a las casas, a las calles, a las plazas, a las carreteras, a los canales de toda la Tierra y ¿qué ve? ¿Ve quizás a personas radiantes en posesión de Dios Padre-Creador? ¿Ve a criaturas sedientas de la Verdad, o a criaturas inmersas en el fango de la autoignorancia más negra? ¿Ve a criaturas brillar como pequeñas llamas en las tinieblas, destinadas quizás a tener una luz más grande? ¿O ve a criaturas que están constreñidas en el fango, inmersas en el sueño-letargo que cubre todas las cosas y aplasta y alinea el pensamiento, la acción, el deseo?

La luna se asoma a la ventana y te dice: despierta, es hora de Renacer, es la hora de la nueva y auténtica Era, es la hora del no-reposo, es la hora del alba, la caída del sol está lejos, ha pasado.
Es el alba, y la aurora dora las calles y las plazas y las carreteras y los canales.

Toma tu fardo y cárgalo sobre tus hombros y camina y no olvides nunca que eres uno de los miles y miles de millares de seres humanos capaces de amar. Por eso, toma la hoz y corta las yerbas ya secas y las retamas marchitas y nunca dudes de que la cosecha será más abundante que nunca.
Conserva intacta la fe y nunca permitas que las alabanzas o los desprecios alteren en lo más mínimo tu paz interior. Revisa cada cosa. Revisar quiere decir: volver a considerar cada cosa bajo un aspecto más puro. Purifica cada mirada, purifica los ojos que miran las cosas. Purifica cada palabra, cada gesto, cada tiempo que te sea destinado, cada acción, cada desahogo, cada verbo, cada idea. Purifica cada cosa dentro y fuera de ti.

Es el alba y la luz te invade y no hay regreso y cada cosa es luz, sí tú la ves como luz. Cada cosa tiene su vida, su luz y su consistencia, pero si tú no lo sabes ver, no existirá para ti. Deja que cada cosa, cada persona, cada ser brille con su luz, cualquiera que sea. Tu tarea es sencillamente verla, mirarla, amarla. Sé la luz de los otros (en el sentido de: vive la luz de los demás), sé la luz de los demás.

Cada uno tiene su propia luz pura y perfecta y si tú sabes verla, quizás también los seres a los que te acerques, sabrán ver la suya propia y así, Luz con Luz, desaparecerá la noche con sus tinieblas y la Luz será una sola, y después la Luz será Dios en otro escalón más allá de la Luz, allí donde todo es innombrable, eterno, absoluto e infinitamente brillante.
Cada uno de vosotros es una partícula de este universo de Luz Absoluta destinada a esclarecer las tinieblas que no dejan filtrar la Luz segura y perenne que emana de Dios.

Es grande el momento del Gran Regreso y no tienes aún la menor idea de lo que está a punto de ocurrirles a muchos aquí en la Tierra. Es un bien inmenso, grandísimo, hecho sólo de Luz que se refleja desde dentro, junto con la Luz que se refleja desde afuera, allá lejos, donde la Luz nace y nacen los astros como supernovas atraídas por una luz más viva.

71. [20/1/1999]

Es tiempo de siembra y de siega en los campos que se extienden al infinito. Como si fueran campos, hay que afrontar y ver a la humanidad, y escardarla, cultivarla, embellecerla, y otorgarle los mayores cuidados ¿No ves cómo resplandecen todas las cosas, una vez que ha caído la venda opaca del llamado “mal”?
Es tiempo de siega. Es tiempo de despertar y de lucha.

Sé como un jarro que ofrece su agua fresca a todo el que se lo pide. No mires al pasado. Recorre tus distancias y sé siempre tú misma.

Sois sarcófagos portadores de almas aladas y no lo sabéis; ¿Cómo podéis ignorar al Dios que os da el sol y la luna y la tierra y los planetas y el agua de la lluvia y el perfume de las flores? ¿Cómo podéis ignorar a aquel Dios que cultiva los campos por vosotros, habiendo dado a la tierra el poder de engendrar frutos de todas las especies? ¿Cómo podéis ignorar a ese Dios que os escucha y os manda las nubes, el sol, la lluvia y la nieve y sólo belleza infinita donde quiera que se posen Sus ojos?
De cada una de Sus miradas de amor ha nacido una estrella, una flor, un tallo reclinado sobre la flor, ¿Cómo podéis ignorarlo, cuando, envuelto en Su manto de Luz, recorre Su Gran Universo sobre un caballo alado de Luz (metáfora: alado de Luz, no hecho de Luz, sino alado de Luz)?

Coge en tus manos tu bastón y recorre con Él las distancias que llevan al Cielo; apoya tu mano sobre la Suya, sonríe a esos Ojos (metáfora) que son sólo amor, y recorre caminos polvorientos y quiebros de las rocas y siembra, siembra, siembra. Él regará todas esas semillas con su Lluvia Divina (metáfora) hecha de Pruebas de Amor Celestial, superior a todo lo imaginable (celestial: tan grande como el Cosmos).

Recorre esas distancias que todavía no conoces pero que tienen un regreso seguro a Su Puerto Divino.

Barca que llevas Esperanza, Fe, Caridad, Belleza, Amor, Integridad Absoluta, barca, deja la orilla, la cómoda orilla y ve hacia horizontes infinitamente lejanos, y echa el ancla en cada uno de los puertos, por pequeño que sea (metáfora: ser humano). Di, ¿a qué esperas para hacerte a la mar y ser guía con Él, hacia otros horizontes? Abre los nuevos caminos al Amor de Dios: guíalo donde quiera que estés, haz que Lo vean, proclama que cada cosa es Él, en Él, para Él, con Él.

Si contemplas la Luna y no piensas en otra cosa que no sea su luz y su belleza, tus pensamientos se quedan quietos en pura contemplación de algo verdaderamente bello, pero si analizas todas las formas que recubren su superficie y piensas en el espacio que la rodea y en la vida microscópica que existe en ella, y te preguntas quién la ha habitado y cómo ha acabado así, apagada y con luz refleja, entonces la verdad se abre camino y tú empiezas a pensar que lo que veías cada noche, lo habitual, no es lo que veías cada noche, sino que es y puede ser una cosa muy distinta, o muchas cosas muy distintas entre ellas.
Una cosa es la apariencia real, objetiva, específica, y otra la realidad vista más de cerca.

Si tomases un microscopio muy potente y mirases ahora tu mesa, verías a billones de pequeños seres vivientes en un estado inconsciente-consciente, de los cuales tú no tienes ni la menor idea, pero ellos existen y se creen únicos en el universo: ¡tu mesa! ¡Gran Universo!

Si tomases un microscopio y mirases un jardín, verías a trillones y trillones de otros seres que viven y existen y tú no los ves, los ignoras completamente, pero ellos existen, ¿Cuántos seres humanos y no humanos piensas tú que existen en el Cosmos-Universo? ¿Mil billones? ¿Mil más mil billones? ¿O dos mil billones más dos mil billones de billones? Ponte a pensarlo. Son muchos, muchos más.

Infinitas son las moradas, como dice Santa Teresa de Ávila. Infinitas moradas de seres que tienen todos un alma, como la tienes tú y todo ser humano y no humano.

Analiza las cosas que has hecho y dales trascendencia: depende de ti. Trasciende cada hecho y saca de él una enseñanza. Nada se perderá si logras ver el Inmenso Mensaje Divino en cada una de tus acciones, en cada pensamiento, en cada movimiento de tu alma cuando, sin tener todavía la conciencia, el alma buscaba.

72. [21/1/1999]

Intenta pensar qué exquisitez hay ínsita en el propósito de crear la alegría, el dolor, el hambre (el estímulo), la sed (el estímulo). Intenta pensar en el grado absoluto de amor necesario para crear estímulos, impulsos, deseos, aspiraciones, ideales, religiones. Piensa en cuánto dolor se ha sumergido siempre la Tierra, y lo que el dolor ha creado, dado, fructificado. ¿Y la alegría?

Aprecia de ahora en adelante cada estímulo del que tú te sientas capaz y aprecia en cada ser humano el estímulo del cual es portador. Me puedes decir que muchos estímulos son dañinos, perniciosos para la salud: de acuerdo, pero no olvides que tú sabes que cada acción debe ser útil, y buena y hecha con toda la intensidad de la que tú seas capaz. Y de este modo cada una de tus acciones será una obra de arte y cada mirada un espejo del alma y cada suspiro un acto de amor hacia Dios o hacia un ser humano, o animal, o planta, o hacia el aire, hacia el sol, hacia la lluvia, hacia la niebla, hacia el alba, hacia la puesta del sol.

No te refugies en actividades que no te hacen feliz. La felicidad es una cosa ambigua si no está purificada.

73. [25/1/1999]

La luz se hace sonido, sonido que se ha hecho luz.

Adorable es aquel que sabe darse a sí mismo al compañero y con su alma da el alma al compañero.

Los seres alados son más numerosos que las gotas del mar, más luminosos que las estrellas, más ardientes que el sol, más serenos que el sol al atardecer, más serios que una tormenta, más alegres que un día de sol.

74. [26/1/1999]

Cuando encuentras una luz igual a la tuya vives como una barca que se desliza sobre las aguas del río y va sin motor y no se detiene ni en piedras, ni en ramas, ni se para en los recodos, y sigue.
Y como barcas se deslizan las almas a millares en el gran río armonioso que corre hacia ningún horizonte en una existencia que está hecha sólo de luz y de armonía.

En el lejano Día de la primera Creación el Espíritu de Dios posado sobre las aguas del mar, clamaba y pedía al Universo criaturas para amarlas. Del grito de Dios, vibración absoluta y primigenia, nacieron las primeras formas de vida.

Y así, con un solo suspiro de amor, como nenúfares, el hombre y la mujer han iniciado su largo camino hacia el Gran Amor.

75. [27/1/1999]

En la Tierra hay plantas que aman la sombra y plantas que aman el sol, así en el mundo recién creado, la Sombra tenía sus criaturas, que son distintas, nada más, no son el mal. Lo que es distinto todavía lo consideráis como mal y lo que es distinto es solamente eso, distinto.
Del mismo modo que si pones una planta de sombra al sol se muere, así si pones una planta de sol en la sombra se muere, así criaturas de sombra y de sol (Luz), al no soportarse, iniciaron la larga lucha.
Criaturas de sombra y de luz conviven todavía en la Tierra, y la finalidad de la Palabra de Dios es la de crear un ambiente de luz adecuado a todas las criaturas, porque es necesario una elevación de vuestra conciencia que en vez de buscar la Luz se hunde cada vez más en el fango de la Tierra, no en el mal sino en el fango y, ¿si tú puedes volar más alto, por qué te tienes que hundir cada vez más en el fango sin Luz?

Nacidos en el sol y no en la sombra, plantas con las mismas raíces, árbol con las mismas hojas, planta nacida del sol, los hombres tienen un destino común y están predestinados a ser Bien.

76. [28/1/1999]

¿Por qué os he dado tanta capacidad de amar la belleza de estar vivos? ¿La alegría de encontrar en otros vuestra propia alma bajo distintas formas? ¿La alegría de ser otro cuando amáis con el corazón? ¿La satisfacción de dar con el corazón? ¿La ambición, por así decirlo, de ser Dios en cada momento de vuestra jornada, en vuestra vida terrenal y luego no terrenal?
Yo he puesto en vosotros mi Semilla Celestial. ¿Qué ha sido de ella?

77. [29/1/1999]

Cuando tú ves un rostro humano piensas sólo en Dios, cuando ves una brizna de hierba, tú ves sólo a Dios, cuando tú amas, sientes, experimentas y existes, amas, sientes, experimentas y eres Él.

78. [31/1/1999]

Ser Él, dejar que Él guíe tus pasos, un paso tras otro, una y otra vez, un paso tras otro en un caminar que es como un deslizarse sobre superficies lisas y silenciosas con Él que camina cerca de ti, atento, solícito, preciso e insondable.

79. [1/2/1999]

No busques nunca más unas causas psicológicas, atávicas, o neurológicas para explicar la lucha entre los hombres, la incomprensión, la rivalidad, la critica y el odio: todo es sólo falta de amor y nada más.

El amor es una fuerza completa y real que todo lo invade.
Participa del amor como si estuvieras sumergida en el mar y fuese como un baño de sol que se ha hecho liquido, de luz como si fuese oro.

El día declina y se abren las puertas de la noche y se cierra la del sol, abiertas las estrellas.
El gran cielo que a vosotros os parece cóncavo, en realidad no tiene forma y el espacio está ocupado por un número infinito de planetas y de estrellas y de mundos y de universos que no tienen nombre y lo tendrán cuando, una vez que se haya desarrollado la conciencia de la presencia de Dios en vosotros, se eleve el nivel de percepción que ya no será humana, porque se habrá transformado en una antorcha candente que iluminará vías y caminos desconocidos que tienen su regreso sólo en vuestro corazón, porque las cosas que existen fuera de vuestra atmósfera se hacen visibles sólo cuando, en el Gran Corazón, Él es Dueño y Señor absoluto, y el espacio y el tiempo no tienen ya nombre, y son sólo Uno.

Si tú conocieras todo el potencial que hay dentro de ti, si tú lo vieras, lo usarías y serías siempre inmensamente feliz porque este potencial te permite hacer lo que quieras.
Usa toda tu potencialidad. Úsala, es tu deber y tu derecho inajenable y eterno; dura el tiempo que tú duras y el tiempo no tiene ni espacio ni lugar y, en esencia, es un símbolo. Pon este símbolo en un cajón y vive tu vida y no la vida de los demás.

Yo siempre te sonrío, sonríe siempre tú también, porque la vía de la sonrisa es la que hace más camino en la vida.
Nunca dejes de sonreír, y nosotros llevaremos tu sonrisa a quien no tiene ningún motivo para ser feliz, a quien tiene hambre y sed de amor, a quien no tiene a quien darle amor, a quien tiene miedo a dar su amor por miedo a lo que pueda pasar.

Los que te aman cavan en ti un surco profundo en el cual vierten su amor en forma de don, como un talego lleno de semillas que luego se hacen flores y frutos y plantas y colores.

80. [2/2/1999]

¡Cómo rezuma amor cada cosa si se mira con ojos llenos de amor! Es como si el Amor mirase al Amor y se enamorase de él.
Cuando amáis cesa el dolor que os tiene hundidos como una piedra que se hunde en el barro.
Ama y serás ligera como una nube o libre como el viento y absolutamente llena de amor.

81. [3/2/1999]

Él está en todas las cosas: como los quiebros de la roca están llenos de vida, de flores, de plantas, de nidos de pájaros, de cantos en el otoño y en la primavera, en verano y en el invierno, en cada época del año, incluso cuando parece que la nieve cubre todas las cosas y el silencio transforma todas las cosas en un canto silencioso de copos de nieves que revolotean lentamente en el viento que suave los mueve y los deja un poco más allá, sobre las cosas, y el silencio es sólo silencio.

82. [4/2/1999]

Las estrellas fugaces que a veces veis en el cielo son una prueba de cómo un cuerpo opaco y pesado puede llegar a ser luz cegadora cuando se dan las condiciones adecuadas, y todo se transforma en partículas de luz.
¿Por qué en un determinado momento las leyes del Cosmos ya no sirven y un fragmento de roca se transforma en luz visible para el hombre?
En el todo posible, todo es posible.
Así cada ser humano que se trasciende a sí mismo y se supera y cae en el Vacío de Dios y a Él se abandona, se sale de las leyes humanas, y desde el Cosmos, se dirige hacia él una fuerza centrifuga que lo fragmenta y lo transforma en Luz que ilumina el mundo.

No hay camino más seguro y más rápido que el Bien para llegar allá donde todo es sólo Bien.

Cada criatura creada con el Amor, por el Amor, desde el Amor y en el Amor, Amor ella misma, ¿qué puede ser sino Amor?

El pasado, pasado, el presente, ¿qué es? El futuro, ¿dónde está?

83. [5/2/1999]

Existen en el hombre unas fuerzas desconocidas que él no ve y en las cuales no cree, fuerzas inmensas que todavía no tienen nombre pero que existen en cada ser humano y que sólo las plantas conocen. La planta en su desarrollo, da todas los frutos que puede dar, da todas las flores que puede dar, da todas las hojas que puede dar, da toda la sombra que puede dar.

Invisible como todo lo que es Uno, el alma busca sosiego en otra alma que sea de su misma luz y de su mismo color, y busca y busca hasta que la encuentra.

Un Dios que ama, por muy grave que sea la desobediencia del hombre, ama y nada más.

84. [6/2/1999]

Cuando la Voluntad de Dios y la voluntad del hombre coinciden, la fuerza es como la de un huracán y nada la puede detener.

Cada Era tiene su inmensa belleza y la que viene es más enrarecida, menos concreta, más abstracta, más verdadera, más cercana al Señor.

85. [7/2/1999]

¿Por qué juzgáis a los demás? Cada ser humano sabe, él sólo, qué hacer consigo mismo. ¿Por qué juzgáis los hechos de los demás, si cada ser humano es sólo él mismo y en esto consiste la prueba?

Las pruebas no son las muertes y los dolores, que son como exámenes a lo largo de un ciclo, y son caídas y triunfos, pero la Prueba es la existencia que Dios se ofrece a Sí Mismo en infinitas múltiples formas del Todo Posible.

86. [8/2/1999]

No os queda más que vivir a Dios en cada uno de los seres humanos con los cuales os toca vivir. ¿Es doloroso? No, es simplemente una prueba de fuerza entre tú, ego, y Él, Ego.

El alma, benjamín de Dios, hija menor de espíritus mucho más elevados, ha aceptado vivir en la Tierra para ser como los hermanos de Luz que ya son Luz y ya no necesitan encerrarse en cuerpos celestes, sino ser pura Luz.

87. [11/2/1999]

Caminarás entre orillas de ríos de oro en la plata de la luz de la luna.
Uno es el Camino y una la meta, no tendrás que hacer nada más que volver a ver en ti misma Sus Manos Omnipotentes que protegen a toda criatura.

88. [17/2/1999]

La Unión en sentido absoluto, indisoluble y eterna, consiste en esto, en mirarse cada uno en el alma del otro, en mirarse Dios en el Dios presente en el alma del otro, en reconocerse Dios en el uno y en el otro, en ser Dios en el uno y en el otro, en ser sólo Dios en acto, acción, esencia y presencia.

No hay nada que se pueda comparar a la inmensa fuerza que brota dentro de ti cuando, una a una, las estrellas de Dios se abren dentro de ti y tu firmamento resplandece como si fuera una única estrella inmensa y deslumbrante.

89. [20/2/1999]

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